El mundo naciente de los NFT
Para entender que es un NFT es necesario, primero, tener claros dos conceptos básicos: los bienes fungibles son los que pueden intercambiarse. Estos tienen un valor que depende de su número, medida o peso. Un ejemplo de estos sería el dinero. Y, los bienes no fungibles son los que no son sustituibles, por ejemplo, una obra de arte. Los tokens no fungibles (NFT por sus siglas en inglés, “Non- Fungible Token”) son un tipo especial de token criptográfico que representa algo único; también, como lo mencionamos en nuestro artículo del Metaverso, se han utilizado para representar activos de videojuegos que son controlados por el usuario en lugar del desarrollador del juego, lo que permite que sean canjeados en mercados de terceros sin necesidad de tener permiso del desarrollador del juego o creador del token.
Pensad en un NFT como una obra de arte, como la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci. Solo hay una y está en el Museo del Louvre. Si la queréis, solo podéis comprar la original en el caso de que esta estuviera a la venta. También podríais comprar una copia, pero tendría otro valor, ya que no sería la original. Pues precisamente eso es lo que hace el NFT, pero de forma digital. En pocas palabras: al ser algo único, vosotros ponéis el precio, si hay alguien dispuesto a pagaros, pues se produce la venta y, ahora que están en una cúspide de popularidad, nos encontrarnos con gente que paga 260.000 euros por el dibujo de una roca adjunto a un NFT, ¿increíble no?
Muchos lo ven como una inversión. Vedlo de esta forma: siguiendo con el ejemplo de la obra de arte, si tienes un cuadro en casa, este no se consume al utilizarse y tampoco puede ser sustituido por otro cuadro. Es único y, básicamente, tiene el precio que la gente esté dispuesta a pagaros por él. Cada NFT tiene un certificado de autenticidad con una serie de metadatos inmodificables, en ellos se encuentra información como quién es su autor, su valor de partida, además de todas las transacciones que se hagan con este, por lo cual, siempre se sabrá por cuánto lo adquiristeis y cuánto ha aumentado su valor.
Los NFT están estrechamente ligados a las criptomonedas. Esta es la razón por la que muchos deciden holdearlos, lo que no es más que comprar el activo para mantenerlo reservado, cuya principal finalidad es esperar que aumenten su valor y observar cómo la inversión inicial se revaloriza, teniendo así muy buenas ganancias.
Estos tokens no fungibles funcionan a través de la tecnología de Blockchain (la misma que usan las criptomonedas). Para ponéroslo sencillo, el Blockchain es una base de datos descentralizada para comprobar las transacciones y quien posee cada activo. Por ejemplo, cuando vosotros compráis una criptomoneda (digamos 1 Bitcoin) queda registrado en diferentes nodos; diferentes ordenadores o servidores con criptografía y ahí se ve que tú y, solo tú, eres el propietario de ese Bitcoin. Con esto, lo que se consigue es que, sin importar si hackean uno de los servidores, la información queda registrada en muchísimos más y así no pierdes tus activos. Es una manera de hacerlo más seguro.
¿Sabíais que el primer NFT fueron gatitos virtuales? Así es, en el último post de nuestras redes @4eimrecruitment podéis leer acerca de este tema. Dejadnos en los comentarios qué otro tema os gustaría que hablásemos en el blog, que nosotros con gusto os lo trataremos. También podéis contarnos qué os pareció este